16-06-2018 GARANTÍAS PARA CUMPLIR UN COMPROMISO
Conservo
hacia Gustavo Torner una mezcla de sentimientos que van desde el respeto por su
ingente obra artística hasta el afecto que siempre me produce su persona, a
pesar de que nuestro trato no es muy frecuente, sobre todo en los últimos
tiempos, pero eso no impide ni empalidece en absoluto el reconocimiento de que
nos encontramos, y podemos disfrutar de ella, ante una personalidad de profundo
calado intelectual que ha sabido encontrar el modo justo de equilibrar su
pertenencia a un amplísimo mundo exterior, de relaciones y artistas, con la
vinculación constante hacia la tierra natal y eso se nota, sobre todo, en la
justa indignación que altera su habitual tranquilidad de ánimo cuando se producen
circunstancias concretas (por desdicha, más de las deseables) que vienen a
distorsionar el espíritu de la ciudad antigua, por la que él tanto trabajó y en
la que ahora encuentra más disgustos de los que quisiera.
Entre
el abundantísimo repertorio de notas y citas que he ido acumulando a lo largo
de toda mi vida encuentro varias, ciertamente admirables, de Gustavo Torner,
que ayudan sobremanera al entendimiento de esta ciudad y que nos hablan de una
profunda capacidad de observación pero también de comprensión, de
entendimiento, hacia cómo es y de qué manera se debe interpretar el conjunto
urbanístico del casco histórico y los matices diferenciadores de cada uno de
sus segmentos parciales. Recuerdo haber visto en su estudio, hace ya mucho
tiempo, cuando aún existía la fotografía analógica, una majestuosa colección de
cajas, perfectamente ordenadas, en las que conservaba, en diapositivas grandes,
todos y cada uno de los edificios de la parte antigua, que había fotografiado
él mismo. Y que le ayudaban a estudiar y entender la ciudad.
Ha
llegado Torner a un acuerdo con el Ayuntamiento para que el municipio se haga
cargo de su obra actual y eso, lo reconozco, me ha producido un cierto
escalofrío. La actitud municipal es, desde luego, digna de todos los encomios,
pero… En la información del trato se afirma que el artista ha recibido
garantías de que su obra permanecerá expuesta. Quiero creer que en el momento
de formalizar el acuerdo, ambas partes actúan de buena fe y están en su
perfecto derecho de fiarse una de la otra, pero entre las dos hay una que es de
extrema fragilidad, porque mientras el Ayuntamiento seguirá existiendo por los
siglos de los siglos, los seres humanos no disponemos de esa capacidad de
supervivencia.
Hay
precedentes similares muy preocupantes acerca de la disposición municipal a
cumplir acuerdos y promesas. La más notable y llamativa, el legado del
matrimonio Zavala, recibido también con la solemne garantía, firmada ante
notario, de que su colección artística permanecería expuesta en la Casa Zavala
y ya vemos donde fue a parar tan buena intención. A la que se añade la
colección cedida por Raúl Chávarri Porpeta, recibida con idéntica solemnidad y
frustrada con el mismo descaro. Y a la que podría sumar aquí otras menciones
que callo para no alargar en exceso el repertorio.
Gustavo
Torner cumplirá 93 años el mes que viene. Hace bien en buscar garantías para la
permanencia de su obra y la ciudad en que nació y en cuya vida social y
artística ha participado con tanta intensidad hace bien en recibir su obra y
conservarla. Quiero creer que ha tomado las cautelas convenientes para poder
garantizar, en el futuro, que el acuerdo ahora formalizado va a ser cumplido
por la otra parte contratante. Ya se que es un poco triste que uno no pueda
fiarse de la capacidad del Ayuntamiento para cumplir sus compromisos pero, como
diría el clásico, a las pruebas me remito.
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